viernes, julio 28, 2006

Cómo hacer más fácil el inicio de un negocio

"En todo el planeta hay personas que desean iniciar su propio negocio con el deseo de tener más tiempo para si mismos, su familia y ganar dinero extra para progresar. Aquí te damos 7 recomendaciones que te ayudaran a tomar una decisión acertada para iniciar tu propia empresa o negocio
1. Determina claramente el porque quieres iniciar tu propio negocio. Si sabes "el porque","el cómo" es muy fácil.
2. Imagínate como seria tu vida con un poco más de independencia, mayor tiempo para tu familia e ingresos extras para hacer realidad tus sueños.
3. Determina que clase de negocio es el que mejor se acondiciona a tu gusto. Es decir, hacer lo que te gusta. Esa es la garantía del éxito.
4. Supera la barrera de la "empleomanía". Desempeñándote únicamente como empleado, tendrás ingresos limitados. Como empresario o negociante puedes generar ganancias más generosas.
5. Debes abrir la mente al cambio; ser altamente adaptable, estudiar y aprender estrategias y tácticas para hacer negocios en el siglo 21.
6. Es muy importante tener disponibilidad a trabajar duro para construir un negocio propio que pueda generar riqueza para tu familia; por todas las generaciones.
7. Ser arriesgado con moderación te ayudara a tomar la decisión; valorando la liberta que como dueño de tu propio negocio puedes tener.
Manos a la obra, ¡Mr. Ventas!
Por: ¡Mr. Ventas! de http://www.mercadeobrillante.com/

El Portero del Prostibulo

Las adversidades encierran Bendiciones; las crisis estan llenas de oportunidades... "Una patada, siempre es un paso adelante... RECUERDALO!". Esta presentacion es una de mis favoritas que me gusta poner en las capacitaciones que doy, para que la gente vea que cualquier persona puede iniciar su propio negocio, no importa si estudio o no, ni su edad, ni su condicion social, cualquiera puede luchar por conseguir sus sueños.
No había en el pueblo peor oficio que el de portero del prostíbulo. Pero ¿qué otra cosa podría hacer aquel hombre? De hecho, nunca había aprendido a leer ni a escribir, no tenía ninguna otra actividad ni oficio.
Un día, se hizo cargo del prostíbulo un joven con inquietudes, creativo y emprendedor, que decidió modernizar el negocio. Hizo cambios y citó al personal para darle nuevas instrucciones. Al portero, le dijo:A partir de hoy usted, además de estar en la puerta, va a preparar un reporte semanal donde registrará la cantidad de personas que entran y sus comentarios y recomendaciones sobre el servicio.
-Me encantaría satisfacerlo, señor - balbuceó - pero yo no sé leer ni escribir.
-¡Ah! ¡Cuánto lo siento!, entonces ya no podrá seguir trabajando aqui.
-Pero señor, usted no me puede despedir, yo trabajé en esto toda mi vida.
-Mire, yo comprendo, pero no puedo hacer nada por usted. Le vamos a dar una indemnización hasta que encuentre otra cosa. Lo siento y que tenga suerte.
Sin más, se dio vuelta y se fue. El portero sintió que el mundo se derrumbaba. ¿Qué hacer? Recordó que en el prostíbulo, cuando se rompía una silla o se arruinaba una mesa, él lograba hacer un arreglo sencillo y provisorio. Pensó que ésta podría ser una ocupación transitoria hasta conseguir un empleo. Pero sólo contaba con unos clavos oxidados y una tenaza derruída. Usaría parte del dinero de la indemnización para comprar una caja de herramientas completa. Como en el pueblo no había una ferretería, debía viajar dos días en mula para ir al pueblo más cercano a realizar la compra.
Y emprendió la marcha. A su regreso, su vecino llamó a su puerta:
-Vengo a preguntarle si tiene un martillo para prestarme.
-Sí, lo acabo de comprar pero lo necesito para trabajar. . . como me quedé sin empleo. . .
-Bueno, pero yo se lo devolvería mañana bien temprano.
-Está bien.
A la mañana siguiente, como había prometido, el vecino tocó la puerta. Mire, yo todavía necesito el martillo.
-¿Por qué no me lo vende?
--No, yo lo necesito para trabajar y además, la ferretería está a dos días de mula.
-Hagamos un trato -dijo el vecino. Yo le pagaré los días de ida y vuelta más el precio del martillo, total usted está sin trabajar. ¿Qué le parece?.
Realmente, esto le daba trabajo por cuatro días. . . Aceptó. Volvió a montar su mula. A su regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su casa.
-Hola, vecino. ¿Usted le vendió un martillo a nuestro amigo. . . Yo necesito unas herramientas, estoy dispuesto a pagarle sus cuatro días de viaje, más una pequeña ganancia; no dispongo de tiempo para el viaje.
El ex-portero abrió su caja de herramientas y su vecino eligió una pinza, un destornillador, un martillo y un cincel. Le pagó y se fue. Recordaba las palabras escuchadas:
"No dispongo de cuatro días para compras".
Si esto era cierto, mucha gente podría necesitar que él viajara para traer herramientas. En el viaje siguiente arriesgó un poco más de dinero trayendo más herramientas que las que había vendido. De paso, podría ahorrar algún tiempo en viajes. La voz empezó a correrse por el barrio y muchos quisieron evitarse el viaje. Una vez por semana, el ahora corredor de herramientas viajaba y compraba lo que necesitaban sus clientes. Alquiló un galpón para almacenar las herramientas y algunas semanas después, con una vidriera, el galpón se transformó en la primera ferretería del pueblo. Todos estaban contentos y compraban en su negocio. Ya no viajaba, los fabricantes le enviaban sus pedidos. Él era un buen cliente. Con el tiempo, las comunidades cercanas preferían comprar en su ferretería y ganar dos días de marcha. Un día se le ocurrió que su amigo, el tornero, podría fabricarle las cabezas de los martillos. Y luego, ¿por qué no? Las tenazas. . . y las pinzas. . . y los cinceles. Y luego fueron los clavos y los tornillos. . .
En diez años, aquel hombre se transformó, con su trabajo, en un millonario fabricante de herramientas. Un día decidió donar una escuela a su pueblo. En ella, además de aprender a leer y escribir, se enseñarían las artes y oficios más prácticos de la época. En el acto de inauguración de la escuela, el alcalde le entregó las llaves de la ciudad, lo abrazó y le dijo:
-Es con gran orgullo y gratitud que le pedimos nos conceda el honor de poner su firma en la primera hoja del libro de actas de esta nueva escuela.
-El honor sería para mí - dijo el hombre. Nada me gustaría más que firmar allí, pero yo no sé leer ni escribir; soy analfabeto.
-¿Usted? - dijo el Alcalde, que no alcanzaba a creer- ¿Usted construyó un imperio industrial sin saber leer ni escribir? Estoy asombrado. Me pregunto, ¿qué hubiera sido de usted si hubiera sabido leer y escribir?
-Yo se lo puedo contestar - respondió el hombre con calma -. Si yo hubiera sabido leer y escribir...todavia sería el portero del prostíbulo! . . .Generalmente los cambios son vistos como adversidades. Las adversidades encierran bendiciones. Las crisis están llenas de oportunidades."UNA PATADA SIEMPRE ES UN PASO ADELANTE"...Recuerdalo!Autor desconocido. Enviado por Melina Ortega

domingo, julio 09, 2006

Una marina para Puerto Plata

Esta marina estará complementada con oficinas donde funcionará el departamento de Migración, tiendas de regalos, restaurantes y un moderno edificio de cuatro plantas que albergará casino, salón VIP para visitantes, áreas de esparcimiento, entre otras facilidades
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Inician instalación de parquímetros

SANTIAGO.- La empresa Blue Parking Caribbean y el Ayuntamiento de Santiago inciaron ayer la instalación parquímetros, para regular a partir del lunes los estacionamientos de los vehículos.
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Logros a niveles históricos

HAMLET HERMANN
El aislamiento territorial de República Dominicana en relación con el resto del mundo parece influir para que nos sintamos superiores a lo que en realidad somos. Como buenos isleños en todo nos creemos ser los primeros, los mayores o los mejores. Nos vanagloriamos de tener la ciudad primada de América, así como la primera universidad y el primer hospital del nuevo mundo. Ostentamos tiranos como padre de la democracia y padre de la patria nueva, y hasta tres padres de la patria dominicana como si con uno no bastara y sobrara. Y desde que se inició el siglo veintiuno nos ha dado por implantar récord histórico en cada rama de la política, de la sociedad y de la economía.
No hay quien maneje cifras y datos económicos como nuestros funcionarios. Para esos, República Dominicana es el país poseedor del record histórico de aumento del Producto Interno Bruto. Claro que esa cifra viene acompañada con que somos el país que menos invierte en cuestiones sociales y donde la pobreza ha crecido a mayor velocidad. Esto así, el comportamiento aparente de cifras nos hace pensar que también el Banco Central podría ser incluido en la lista de posibles consumidores de esteroides como los beisbolistas McGuire, Palmeiro y Sosa. Tanto vigor en los impresionantes saltos de la economía dominicana poco tiene que ver con que el mercado sea más “vivo” o que la globalización use bates con corcho incrustado. De alguna manera los esteroides han llegado hasta los politizados economistas que calculan nuestros bienestares olvidando adrede lo que son las necesidades reales. Mientras, en cada hogar, los gastos familiares son cada día mayores y la calidad de vida disminuye.
En materia de inseguridad ciudadana quizás no hemos llegado a niveles históricos, pero nos estamos acercando. Ya no sufrimos las salvajadas de “La Banda” y “Los Incontrolables” grupos de sicarios vigentes durante los luctuosos “doce años” del doctor Joaquín Balaguer. Pero ahora tampoco es sorpresa si en un asalto o un crimen por encargo participan policías o militares, vale decir, aquellos encargados de mantener la seguridad ciudadana. Vivimos bajo la angustia de sentirnos relativamente seguros sólo mientras brilla el sol. Así, la indefensa ciudadanía va construyendo su propia cárcel con la peligrosa noche que ahora tiende a ser etapa prohibida.
En cuanto al comportamiento en el sector transporte, nos llevamos las palmas y siempre habrá que entregarnos rabo y oreja al final de cada corrida. Los empresarios del transporte público y los funcionarios gubernamentales del sector se comportan como dos burros que halan en direcciones opuestas. Unos aumentan desproporcionadamente los precios de los combustibles cada semana hasta niveles históricos. Los otros aumentan la tarifa o recortan las rutas como nunca antes. Mientras, el peatón trata de sobrevivir a duras penas con el pésimo servicio. Al mismo tiempo, los genios gubernamentales invierten lo que no tienen en la construcción de un tren subterráneo, sin preocuparse siquiera por empezar por el principio. Construir un techo antes que los cimientos equivalen a provocar que el edificio pueda caerles encima.
Pero donde nos llevamos los laureles es en materia de excusas fabricadas para justificar los malos haceres y los peores decires. De repente, cada protesta ciudadana que no puede ser esquivada por los funcionarios es llamada “error” o “equivocación”. Nunca se admite que se ha mentido ex profeso. Ante esta realidad, no puede despreciarse la probabilidad de que el perjurio sea adoptado como norma social. Diputados y Senadores, jueces electorales y funcionarios de cualquier nivel han hecho de la decencia y del pudor herejías inaceptables. La falta de credibilidad ha alcanzado niveles históricos hasta el punto de que ocupar esos cargos disminuye automáticamente el prestigio de las personas. Da la impresión de que nadie está dispuesto a pagar el rescate por el secuestro de la decencia y de la honestidad que ha hecho la politiquería.
No muy atrás en materia de récord histórico aparecen los tribunales de la República. Estos se han convertido en calesitas, caballitos de feria que dan vueltas y vueltas alrededor de los casos en que comparezcan como acusados, políticos y banqueros. Tan sencillo que sería para los jueces medir la velocidad de fabulosos enriquecimientos como forma de precisar la procedencia de lo bien ganado y lo malversado. Pero la ceguera de nuestra Justicia nos lleva a confirmar que la venda no es tan opaca como se pregona.
Y como en casi todo, donde no podemos ostentar el record, por lo menos tenemos un buen “average”.

Fuente: Periferia-I